El Parlamento Andaluz nace una hermosa mañana, el 20 de marzo de 1994. El fundador, Don Pepe Rubiales pensó: «Voy a abrir un barezillo chico donde pueda trabajar yo solo, que no necesite a nadie, y lo montaré sin cocina para que sea más rápido y funcional».Comenzó con algunos embutidos, algunos quesos, unas aceitunas «majadas» como en Atajate, el pan del horno de leña del vecino y un botellero que le llenó su amigo Paco Rambla.
La «cosa» se puso en marcha y a la semana ya avanzaba a ritmo de galope, tanto que Don Pepe tuvo que pedirle a sus hijos mayores que fueran a ayudarle porque aquello ya se desbordaba todos los días…
El nombre vino dado por un llavero. Pocos meses antes de la apertura del local, el azar hizo que llegase a sus manos un llavero del Parlamento de Andalucía, y en uno de esos momentos que llegaba a casa y rebuscaba las llaves para abrir la puerta le vino la inspiración: ya tengo el nombre del local.
Rápidamente corrió la buena nueva de ese barecillo que preparaba los bocadillos con mucho mimo, con su tomate bien restregado, su aceite de oliva virgen extra, y con una particularidad que no se veía en ningún sitio por aquel entonces: después de bendecir el bocadillo con una cruz al aire, lo troceaba en trocitos pequeños para el disfrute de uno o varios comensales.
Normalmente el bocata era de jamón, pero un día que Don Pepe se levantó con espíritu juguetón, decidió probar a ponerle un poco de tocino de jabugo y chorizo picante troceado bien fino, y nació lo que a partir de entonces todo el mundo conocería como «sesos de avispa«. Este nueva combinación le encantó a todo el mundo y Don Pepe decidió ponerle el nombre «Parlamentario«, como producto más representativo del Parlamento Andaluz.
A las pocas semanas de la inauguración llegó la Semana Santa. Y la gente acudió en masa a degustar esos bocadillos tan famosos de los que todo el mundo hablaba, pero la ocasión demandaba algo diferente, que no llevara carne, para los que cumplían la Vigilia, y se pensó en un bocata con caballa del sur, queso fresco y pimiento. Esta nueva combinación, recibió el nombre de «Tránsfuga» por entender que era la antítesis del famoso «Parlamentario».
Ya han pasado más de 25 años desde aquella primavera en el que los primeros parlamentarios y tránsfugas vieron la luz en aquella mítica callejuela a orillas del Teatro Romea. Hoy el Parlamento ya es un auténtico referente de la buena vida y la cultura andaluza en la capital murciana, con dos locales en pleno corazón de ciudad.
Recientemente la enseña ha iniciado una nueva aventura abriendo “Asamblea de Cartagena”, con el objetivo de convertirla, fiel al espíritu del original, en una auténtica fuente y cuna de la cultura andaluza.
Arrímense a su Parlamento más cercano y déjense llevar por el sentimiento, ¡ha llegado el momento de ponerse flamencos!
PARLAMENTO ANDALUZ
Muy del sur.
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